The Great Wall

«La Gran Muralla China se ha mantenido durante siglos como una de las maravillas de la humanidad que aún perduran. Se extiende a lo largo de 5.500 millas (entorno a 8850 km) y tardó más de 1700 años en ser construida. Ha protegido de muchos peligros. Algunos de ellos son conocidos. Otros son leyendas. Ésta es una de esas leyendas.»

Ésta es la introducción que aparece en los primeros minutos de La gran muralla (The Great Wall).

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Esta película se va a centrar en dos mercenarios en busca de pólvora en la China del siglo XV que se verán inmersos en una batalla milenaria contra unos monstruos devoradores de carne humana

Zhan Yimou vuelve a ponerse detrás de la cámara para ofrecer un espectáculo visual. Así han sido la mayoría de sus películas desde que estrenara en 2002 Hero, alejada del estilo de otras cintas anteriores como Sorgo Rojo (1987), por la que ganó el Oso de oro en la Berlinale de 1988, o La Linterna Roja (1991). Después de Hero vinieron otras de estilo similar (grandes escenarios con grandes coreografías y una estética muy importante) como La casa de las dagas voladoras (2004), La maldición de la flor dorada (2006) o incluso Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos (2009), más inclinada al humor absurdo. La última vez que lo habíamos visto fue con Las flores de la guerra (2011), alejada de sus últimos trabajos.

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En esta ocasión, regresa de nuevo al cine más estético, porque la fotografía siempre ha sido importante para el director chino. Y es cierto que tiene escenas bastante memorables, visualmente potentes y con mucho colorido, pero al final, tanto los efectos visuales (algunos un poco cuestionables), los diseños y todo lo que es visual en general están al servicio de la nada. Porque si hay algo que falla aquí es el guión.

Por un lado, por la historia que cuenta (escrita, entre otros, por Max Brooks, creador de la novela Guerra Mundial Z), que no solo no presenta nada que no hayamos visto, sino que encima lo hace de manera bastante insulsa y con una lógica que a veces brilla por su ausencia. Y esto es, en parte culpa de los guionistas Carlo Bernard, Doug Miro (El aprendiz de brujo, 2010 Jon Turteltaub; El Príncipe de Persia, 2010 Mike Newell) y Tony Gilroy (Saga Bourne).

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Y eso afecta también a los actores, que intentan salvar un poco lo insalvable. Empezando por Matt Damon (William), el protagonista de esta historia, que parece querer terminar cuanto antes con todo (y con todo me refiero a la película). Le acompañan en esta aventura la actriz china Jing Tian (Comandante Lin Mae), el chileno Pedro Pascal (Tovar), el hongkonés Andy Law (Estratega Wang) y Willem Dafoe (Ballard).

En definitiva, lo que empieza como una aventura de acción se va transformando poco a poco en algo que puede generar más vergüenza ajena y aburrimiento que otra cosa.

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