Haciendo justicia

Dos niños graban a Superman con sus móviles mientras le hacen preguntas para su podcast. “¿Alguna vez has peleado con un hipopótamo?”, le pregunta uno de ellos. “¡Eso es tonto”, le responde el otro. “Debe de ser de lo más mortal”, continúa el otro. “¿Qué es lo mejor del Planeta Tierra?”, le acaban preguntando. Superman duda, mira al suelo y después dirige su mirada al cielo. Y, entonces, sonríe.

Así comienza esta película. Una escena que nos puede recordar mucho a los primeros minutos de Spider-Man: Homecoming (2017, Jon Watts), al menos en estilo, y que ya nos da una pista de que Liga de la Justicia (Justice League) va a estar un poco influenciada.

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Zack Snyder vuelve a ponerse detrás de la cámara para contarnos una nueva historia de los superhéroes más conocidos de DC, en esta ocasión en una película coral. Debito al trágico fallecimiento de la hija de Snyder, parte del guión (en el que ha participado al 100% Chris Terrio) y de la dirección fueron a parar a manos de Joss Whedon, que cambiaba de “bando” tras dirigir Los Vengadores (2012) y su segunda parte, Vengadores: La era de Ultrón (2015).

Muchas han sido las voces críticas con el trabajo y, sobre todo, las modificaciones y creaciones que Whedon ha incorporado a Liga de la Justicia. Aquí podéis ver las principales incorporaciones que fueron añadidas o los cambios realizados con respecto a la idea original de Snyder. Adrián de Miguel, responsable del artículo, es claramente pro DC o pro Snyder y carga contra Whedon por sus decisiones (aunque algunas vengan directamente desde la Warnes y no desde el director suplente), pero aquí la responsable de esta crítica es marvelita hasta la médula. En varias de esas quejas tiene razón, tampoco vamos a mentir. La familia rusa que aparece de pasada en la trama podría haberse gestionado de otra manera o que hubiera sido interesante conocer más a fondo a Cyborg y Flash (voy a incorporar también a Aquaman y la Atlántida). El principal problema para esta última parte era el tiempo (otra de las quejas), que reduce a dos horas una película que en principio tenía prevista un metraje de dos horas y cincuenta minutos. Y eso no hay trasero que lo aguante. Lo ideal hubiera sido que, antes de estrenar esta película, se hubieran realizado las películas individuales sobre estos personajes que vamos a poder ver en los próximos años. Así, al llegar a estar cinta ya tendríamos el background de todos los personajes y no tendríamos que explicar sus pasados, como ha hecho otra gran franquicia de cómics….

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Bromas a parte, está más que clara la influencia del Marvel de Whedon en el resultado final y, aunque eso para mí sea un acierto, el cambio de Batman v. Superman: El amanecer de la Justicia (2016, Zack Snyder) es notable y a sus seguidores es bastante probable que esta versión no les convenza. Sin embargo, y como mencionaba anteriormente con Thor: Ragnarok, a veces hay que dar un cambio a un estilo original que no funciona, porque no, Batman v. Superman no es buena, más bien lo contrario, lo siento mucho. La sobre dramatización acababa generando el efecto contrario (todos recordamos ese “Salva a Martha” milagroso resuelve-situaciones y productor de vergüenza ajena) y su excesiva duración con una lucha interminable (de la que lo mejor fue poder conocer en todo su esplendor a Wonder Woman), por no mencionar a ese Lex Luthor deslavadísimo, hicieron patinar bastante al crossover entre los dos personajes más conocidos de DC. Pero, ¿cómo solucionarlo? A través de dos elementos: Duración (menor) y humor.

El humor, bien incorporado, es una herramienta que todo el mundo recibe con agrado cuando la situación lo permite. Y en esta ocasión viene de la mano, sobre todo, del miembro más joven del equipo: Flash o Barry Allen (Ezra Miller). La ingenuidad y frescura de este personaje le aportan un nivel más desenfadado al conjunto que se agradece (a pesar de la sobre utilización de la cámara lenta cada vez que Flash corre), aunque no son las única muestras cómicas de la cinta, aunque algunas de ellas más fortuitas que aparentemente planeadas (impagable la cara de Batman en un momento determinado al aparecer Superman).

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Pero eso no significa que no exista un componente dramático, porque alrededor de él transcurre esta historia. Y, como suele suceder con muchas de las películas de superhéroes, el mundo está en peligro y su destrucción es inminente. El responsable (y villano) en esta ocasión es Steppenwolf (al que Ciarán Hinds presta su voz), que quiere convertir la tierra en un planeta de miedo y destrucción con ayuda de tres cajas madres distribuidas entre distintas especies en la tierra.

El momento es idóneo. Tras la desaparición de Superman (Henry Cavill), el mundo está sumido en el miedo y la tristeza. Batman (Ben Affleck) incluido, al sentirse responsable de la muerte del hijo de Kriptón. Tras enfrentarse a un parademonio (los sirvientes de Steppenwolf), contacta con Wonder Woman (Gal Gadot) para reunir a un grupo de metahumanos y así salvar al mundo de la destrucción. Así, tres son los nuevos miembros que se incorporan para formas esta Liga de la Justicia: el ya mencionado Flash, Cyborg/Victor Stone (Ray Fisher) y Aquaman/Arthur Curry (Jason Momoa, que hará que la imagen de este atlante cambie en comparación a la versión animada de la que algunos se mofan, como ocurre en la serie The Big Bang Theory). Pero falta un miembro importante. 

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Sí que es cierto que nos hubiese gustado que la vuelta de Superman hubiese sido más interesante, mostrando una parte más oscura de Kal-el al regresar a la vida porque, aunque algo podemos ver, es algo que pasa bastante deprisa y que desaparece como por arte de magia. También nos quedamos con ganas, como se ha dicho antes, de ver un poco más de la ciudad acuática de la Atlántida. Algo parecido a lo que nos pasa de nuevo con las amazonas y la isla de Temiscira, aunque ya pudimos verla en Wonder Woman (2017, Patty Jenkins).

Tampoco nos olvidamos del resto de actores que participan en la cinta, incluidas un par de sorpresas en una de las escenas post-créditos. Amy Adams, Diane Lane, Jeremy Irons, J.K. Simmons y Connie Nielsen repiten como Lois Lane, Martha Kent, Alfred, el inspector Jim Gordon y la reina Hipólita (respectivamente), además de la participación Amber Heard como  Mera, la actual reina de la Atlántida. También aparece (bastante brevemente, así que atentos) otro superhéroe que ya pudimos ver hace unos cuantos años y que podría indicar una revisión de este grupo (ahí va una pista).

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A pesar de las numerosas críticas que ha generado (sobre todo por parte de la crítica), el resultado final de Liga de la Justicia es un producto de entretenimiento bastante bien logrado, ameno y divertido. No es perfecta, tiene algunos aspectos mejorables, pero es un paso hacia delante dentro de la cinematografía de DC que sigue, tímidamente, la estela de Wonder Woman. Esperemos que la racha continúe así.

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